Peligros acechando en la cuarentena
Mi
primo cumplió la semana pasada 21 años. Lo conozco desde toda la vida y saber
que ahora tiene 21 es importante, porque ante el mundo y de manera legal es
mayor de edad. Pero tener un cumpleaños en una pandemia no es tema fácil de
tratar. Planeamos la fiesta desde inicios de año y un mes antes nos preguntamos
si se llevaría a cabo.
Que
ingenuo fue todo el mundo ante el peligro del coronavirus, pensar que se
extendería por todo el planeta y obligara a todos a confinarnos en nuestras
casas, como si fuéramos ladrones encarcelados o animales de zoológico,
irónicamente ahora todos entendemos su situación. A mi primo siempre le gusta
hacer fiestas algo extravagantes pero en este año era imposible.
Mi
primo pensó en invitar a unos cuantos amigos de la U, colegio y conocidos del
pueblo, una fiesta con música y mucha comida, claro que no podía faltar las
bebidas alcohólicas, desde ron, Vodka hasta Jack Daniel’s. Una fiesta a todo
dar. Por suerte para mi soy abstemio, solo disfrutaría de la comida.
La
pandemia se extendía y todos sentíamos temor, era inevitable, hablé con mi
primo, estaba preocupado, la fiesta estaba en peligro. Meses después la
situación se complicó, todo el mundo cerró sus puertas y por suerte había
regresado a mi casa lejos de la ciudad, y mi primo también. Al parecer la
fiesta se canceló.
Unos
días antes de su cumpleaños me llamó y me preguntó si podía ir a su casa por su
cumpleaños, y por suerte para mí, vive a dos casas de la mía, acepté. Fui muy
precavido usando mascarilla y gel en las manos, a pesar de que vivo en una zona
de campo.
Para
mi sorpresa había preparado una pequeña parrilla y su mejor amigo y amiga
lograron venir, compartimos una tarde agradable, con precaución por supuesto y
al final de toda la planeación e ideas, solo se hizo una parrillada casera con
amigos cercanos.
 
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