REENCUENTROS

Estando en el siglo XXI época en donde priman las redes sociales y es fácil el acceso a equipos portátiles, como laptop y celulares, se dejan de realizar actividades como viajar. En mi familia viajamos en las vacaciones a la fiesta del Cusco que se dan en los meses de febrero y marzo para pasear, bailar y disfrutar de un momento agradable con toda la familia. Partimos con mis padres en un viaje que duró cerca de un día, para no hacer de este algo aburrido nos detuvimos en algunos pueblos para comer, llegamos a las 3 de la tarde, mi tía Segundina fue la primera en recibirnos. Esa tarde nos fuimos a Queromarca para ver el concurso de danzas, a pesar haberlos visto varias veces, no dejo de sorprenderme por el colorido de su trajes y la uniformidad de sus pasos, pese que a estar bailando por horas continúan con las misma energía, la lluvia arruinó el evento y apresuró nuestra hora de partida. Al día siguiente nos alistamos para ir al poblado de Racchi, como era de esperarse la cantidad de visitantes era enorme, no estoy acostumbrado a lugares repletos de personas, pero el evento, las danzas y la comida lo compensaban, porque que ves y aprendes de otras culturas, hicimos los mismo al día siguiente, en cada poblado nos sorprendían con algo nuevo, ya sea traje, coreografía, música o algún detalle que hace del carnaval una danza propia y original sin nada que envidiar. Ya por terminar el viaje fuimos a comer de los árboles frutales que se encontraban en la casa de mi difunta abuela Inocencia, el lamentable escenario que se encontraba delante de nuestro ojos, mostraban el abandono del lugar, con las malas hierbas adueñándose del estrecho patio y ya los pocos árboles que se mantenía en pie . Fueron 6 días inolvidables, sin embrago las noticias del covid-19 eran cada vez más alarmantes, por un momento nos olvidamos de la epidemia y planeamos otro viaje para medio año. Será imposible, al menos por el momento.