CRÓNICAS DE
CONFINAMIENTO
EMPRENDIMIENTO
CESERO
Si
algo he de rescatar de esta “represión” es que afloran las más ingeniosas
ideas,  -claro- no todas realizables
¡Pero como trabaja la sesera! 
Como
siempre, la batuta la llevaba mi madre. Que en un “dos por tres” empezó a
desmantelar la casa. Lo primero fue limpieza general. Una vez todo limpio y
ordenado. Las ideas empezaron a surgir. “Tumbar la pared”, “regalar ese viejo
mueble”, “botar esas llantas gastadas a la basura”.
Así
empezamos a hacer y deshacer. Mi hermana agrandó su habitación. Yo, en cambio,
hice más pequeña la mía, por los viejos libros que mi hermana desalojó del
cuarto de al lado. Pero la libertad no se mide en metros cuadrados. Aquella
jornada culminó con un brindis familiar. En el cual, se decidieron las
siguientes estrategias para combatir la mal llamada “Guerra contra el Covid”.
La
expansión herbaria,  requirió de 5
salidas al campo de batalla, mientras tanto en el centro de mando, empezamos a
deshacernos del vestigio de otroras empresas. De todo ese pasado, solo quedaron
una radio -mucho más vieja que yo- y una antorcha, de esas olímpicas, usada en
los juegos bolivarianos del 97’... La huerta, pronto se llenó de flores de distintos
colores; que algunas semanas después adornarían el predominante matiz verde que
el pasto y los paltos proporcionaban.
El
siguiente brindis importante, nos llevó al artesanal mundo de las bebidas a
base de cebada. La cocina se volvió un laboratorio acondicionado con balanzas,
termómetros, mangueras y ente otras cosas, con un buen tutorial. Rentable gusto
para el paciente, puedo decir. Un mes después, sonó el primer ¡tloc... tsss! La astucia napoleónica de
mi madre, aún no conoce su Waterloo.
Ha
pasado el tiempo, y cien días pretenden compararse a los siglos perpetuados en
los libros. El dolor individual siempre estará por encima del clamor popular. Y
la dicha ajena mal vista en tiempos de crisis. Crisis que nos ha enseñado - a
algunos a la fuerza- a llevar la procesión por dentro y redefinir el concepto
de hogar.
Jesús D. Fernández R. 
 
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