EN ESPERA DE LA LIBERTAD

Sábado 7 de agosto del 2020, en espera del mismo atardecer, para dar continuación a una mañana que iniciará con la misma rutina, donde lejos de encontrar una salida nos sumerge en lo más profundo de un negro pozo, carcomiendo poco a poco nuestro anhelo de libertad y esperanza, sumergidos en un desmedido miedo que solo genera pánico, que en lo posterior nos llenará de incertidumbre. ¡Todos, no salgan de casa, cuídense y usen la mascarilla! La misma frase, los mismos días y en espera de entender y seguir a rajatabla cada indicación, pudo haber funcionado la primera quincena, era necesaria, pero la necesidad y el estrés generado hace de esto un castigo. Ya con 5 meses de encierro, salimos en busca de alimento o la manera más eficaz de conseguir algún pequeño ingreso. El golpe que genera esta situación, se contrasta de manera diferente en los estratos sociales, ¿Qué sucede? Las carencias económicas y el acceso al alimento juegan en contra del sector más vulnerable de la población, donde muchos se ven obligados a buscarlo arriesgando su integridad física y la salud de su familia. El estado peruano se pronunció sobre estos hechos, pero lejos de brindar soluciones, solo alarga este martirio. El alargamiento de la cuarentena se dio de una manera fragmentada, donde al inicio se daba por quincenas, pero luego de ver el colapso de hospitales y la incontrolable cifra de contagios, se optó por un alargamiento mensual, con una emergencia sanitaria en pie y el permanente toque de queda. Es increíble ver el cambio que generó el Covid-19 en nuestras vidas, ver cómo pasan los días sin poder realizar un solo objetivo trazado en año nuevo, ver como muchos rezan por el fin de esta pandemia, en donde otros esperan que el golpe en la economía no se vea devastado y ver el llanto de aquellos que perdieron un ser querido, pero la realidad es que lejos de esperar un milagro, nos alivianará más la toma de conciencia de cada uno para evitar más contagios.