CRONICA DE VIAJE
Por: Poll Yaulli Revilla
Todos tenemos viajes planeados, sueños por
cumplir, lugares que visitar y muchas ganas de explorar el mundo, pero existen
tantas decepciones que te hacen dudar. Esta crónica es de mi viaje frustrado a
Estados Unidos.
Este objetivo empezó en el año 2019, mes de
junio. Me dijeron muchas cosas interesantes de viajar y trabajar en vacaciones
allá, así que me arriesgue y empecé a juntar dinero. Hice todo tipo  de trabajo. En julio empecé como mozo en una picantería.
No pagaban mal pero me ocupaba todo el día y no me quedaba tiempo para las
clases de la Universidad y tuve que renunciar. 
En Agosto limpiaba carros en una playa de estacionamiento.
No pagaban mucho pero las propinas eran espectaculares. Todo iba bien hasta que
un día regresando a mi hogar tuve un accidente. Un carro me atropelló y se fue
a la fuga. No fue tan grave pero me dejó sin caminar por un buen tiempo. En ese
momento se me vino el mundo abajo. Sentía que todo el esfuerzo que emplee se había
ido al tacho. El viaje que tanto anhelaba, poco a poco se hacía más lejano.
A pesar de la mala racha que tuve. Aún me
quedaban ganas de luchar. Empecé a hacer trabajos de universidades y algunas
tareas que les dejaban a mis amigos. No era mucho pero aprovechaba mi tiempo en
hacer cosas productivas. Para el mes de octubre estaba recuperado de la lesión y
preparado para seguir trabajando. No quedaba mucho tiempo y aun me faltaba
mucho dinero. Hasta que apareció una oportunidad única en la vida. Un trabajo
muy bien remunerado. Con el dinero podría tener todo lo necesario para el
preciado viaje. Trabajé muy duro un par de meses y cuando estaba a punto de
lograrlo, me enfermé de pulmonía por los gases que emanaba la mina. No podía tener
tan mala suerte. Finalmente me dí por vencido. No hubo viaje, aventuras ni
sueños cumplidos. Fue algo doloroso pero me enseñó a levantarme y seguir con la
vida, porque hay más sueños que cumplir.
CRONICA DE AMOR
Por: Poll Yaulli Revilla
AL OTRO LADO DE LA
CIUDAD
No sé cómo empezar esta historia, es muy
difícil para mí. Creo que empezaré desde que la conocí. Todo pasó en el año
2017, ese año particularmente, no era muy bueno para mí, era una época solitaria
y triste, ella y yo, teníamos una amiga en común y eran compañeras en la
católica, amigas casi inseparables, coincidimos en un bar una noche del mes de
Julio, la pasamos muy bien, reímos y jugamos bastante, luego de eso, comenzamos
a hablar mucho por Facebook. Era bien tranquila y tierna, con un mar de
inseguridades y una autoestima rota por varios engaños. Pero aun así sus ojos
reflejaban las ganas de amar. 
Tuvimos citas muchas veces, y en todas, las horas pasaban
muy rápido, sentíamos que faltaban tiempo para estar juntos y todo marchaba
perfectamente. Hasta que llegó ese día, el momento donde tienes que ponerte los
pantalones y decir lo que sientes, ya no había marcha atrás, era evidente que
nos gustábamos. Era un miércoles de la última semana de Agosto. Fuimos a un
parque y ese día me confesó todo. Me contó lo que sufrió y cuanto la
lastimaron,  y en ese preciso instante,
sentí que tenía que protegerla, otorgarle mucho amor. Era justo y necesario.
Nos besamos y ahí empezó la época más feliz de toda mi
vida. La etapa más feliz de nuestras vidas, lo que ella y yo teníamos era inmensamente
especial, recuerdo que le encantaba que fuera detallista y le dijera cosas
graciosas, pero sobre todo, amaba que la haga reír pues no se enamoró de mi
imperfecta figura física, obviamente. 
Hasta ahora, 3 años después, es la mujer más importante para mí, nadie se imagina lo que me gustaba y de todo lo que tuve que pasar para que pudiéramos estar juntos. Algunas veces nos preguntamos cómo terminamos juntos, si yo no entraba en sus expectativas, y lo sabemos, no sé qué viste en mí, pero debió ser algo gracioso para que se enamorara. Yo la vi tal y como era, y así me encanta. Hoy las cosas son algo distintas, nos dejamos de ver por la culpa de la cuarentena, y sí, la extraño mucho, es obvio, uno siempre busca volver al lugar donde es feliz. Y yo sé que ella me extraña de la misma forma.
CRONICA
DE CUARENTENA
Por:
Poll Yaulli Revilla
                                               Caravana
La música trajo y traerá paz
para muchas personas. Pasó antes y pasa ahora. La cuarentena afectó a mucha
gente en diferentes ámbitos, en lo económico, salud y socialmente también. El
estar encerrados tanto tiempo nos hace buscar formas de relajarnos, olvidarnos
de las muertes y número de contagiados,  alejarnos
de la mala vibra y alejarnos de la mala situación donde estamos todos involucrados,
y la música ahí hace su entrada triunfal. No escuché a alguien que no le
gustará la música. En mi barrio particularmente se convirtió en el deporte
nacional. De un momento a otro, el pequeño barrio de La Aparecida, se
transformó en una caravana de sonidos y rolas.
Antes que empezara la pandemia, los días domingos, era costumbre escuchar música a full volumen desde muy temprano, luego, se convirtió en pan de cada día. Todo comenzaba a las 7 am, Era un verdadero concierto alrededor de mi hogar. Las ventanas retumbaban y funcionaban como despertador, incluso me alejaba de ellas porque en cualquier momento podían explotar. Como primeras Djs tenemos a las amas de casa, a ellas no les afectó mucho la cuarentena, se levantaban hacer el desayuno para la familia y la música del recuerdo acompañaba su labor. José José, el Puma y Camilo Sesto son algunos cantantes que daban los buenos días a mí y 50 casas 100 casas más.
Las buenas tardes, en la hora de hacer el almuerzo, también eran amenizadas por estos caballeros bien vestidos y postura militar, muy elegantes dicho sea de paso. A las 11 am. Llegaba la música de moda, los más jóvenes del hogar, cantaban a toda voz las canciones de Karol G, Maluma y J Balbin, verdaderamente todo un show, hacían bailar al barrio entero.
A la hora del almuerzo era infaltable la salsa, llegaba por auspicio de los hombres de la casa. Pedro navaja y Hector lavoe, ponían la cuota de azúcar del día. Finalmente por la noche me tocaba a mí. Yo no prendía los parlantes durante las mañanas o tardes porque tenía música gratis y variada desde todas las direcciones. Pero cuando terminaba el día llegaba yo, el señor de la noche. Empezaba con un poco de Corazón Serrano y clásicos como Agua Marina, algo suave, seguía con Rock peruano, Libido y Trémolo son mis preferidos. Para terminar me ponía romántico y así recordar porque ella ya no me quería. Camila y Sin Bandera eran idóneas para soltar una que otra lágrima. Así pasan mis días de reclusión en casa. La música, sea cual sea el momento, siempre me trajo paz, me saca del presente a un mundo solo mío, donde puedo estar solo y tranquilo.
FIN
 
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