domingo, 23 de agosto de 2020

Crónicas

 

Amores distintos

Pueden pensar que mi amor por la comida es extraño, pero alguien que no ha triunfado en el amor con otras personas, enamorarse por la comida era algo inevitable para mí. Eran las 7 de la noche y me preparaba para mi cita, usé una camisa que estaba reservando para una ocasión especial y unos jeans, a pesar de que no me vestía de la manera más elegante para los demás, para mí era lo correcto y me sentía cómodo. Estaba nervioso, ansioso, tenía la garganta seca, el estómago hecho un nudo, obviamente por el hambre, después de tanto tiempo, volvería a sentir todo lo que me provocaba, aquel restaurante, es una lástima que no recuerde su nombre.

Caminé unas cuadras desde mi casa, hacia algo de frío, debí haber traído, un bléiser o una chaqueta, no importaba. Llegué a la avenida, tomé un taxi, le di las indicaciones y mientras el conductor manejaba por su ruta, me recosté en la ventana… veía a la gente caminar, y como algunos comían en la calle y otros ingresaban a los restaurantes, esbozaba una sonrisa, mientras imaginaba el olor, la sensación, el sabor de lo que me esperaba a mí.

Después de unos 10 minutos llegué a la puerta del restaurante, pagué al taxista, y en la puerta me esperaba un mozo, me acomodó en una mesa y me entregó la carta del restaurante, rápidamente busqué la sección de carnes, y ahí estaba… el plato y la razón de mi cita, el especial de parrillas. Parrilla de Chuleta de Cordero, Chuleta de Cerdo, Pollo a la Parrilla, acompañado de dos chorizos, más la guarnición de papas y ensalada de betarraga, era todo lo que pedía.

El mozo trajo mi comida: olí, era perfecto, observé como la grasa jugaba en la carne dándome a entender que lo habían sacado hace poco de la parrilla, estuve en trance por varios minutos, reaccioné, cogí tenedor y cuchillo y empecé a comer, era uno con la comida, cada bocado era una sensación placentera, jadeaba por lo caliente que estaba, todo esto pasó en cuestión de unos 15 minutos pero para mí fue más que horas, el tiempo no importaba, no pensaba en eso, lo único que podía razonar era lo bueno que estaba la carne.

 

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