jueves, 20 de agosto de 2020

ENTRE CANTOS Y BANDERAS

 

Yo vivía antes en la selva. Mi vida siempre estuvo rodeada de fútbol. Vivía, sentía y disfrutaba como si fuera la última vez, pero jamás había sentido la emoción de ir a un estadio, tampoco lo esperaba ya que tenía 8 años y en ese momento aún vivía en Puerto Maldonado, donde no hay grandes estadios.

Ese verano iba de viaje a la ciudad de Arequipa, como siempre llegaba a casa me acomodaba y alistaba mis zapatillas y sin conocer a nadie me dirigía a la cancha más cercana y así de fácil conseguía amigos, y así ya tenía un grupo para jugar futbol todos los días.

 Esa misma tarde mi papá me daría una sorpresa, iríamos al estadio a ver al equipo de mis amores, Alianza Lima que jugaría frente al Melgar. El desplazamiento de casa al estadio, era un mar de emociones, por primera vez iría a un estadio tan imponente como el Monumental de la UNSA, aquellos años el fútbol peruano tenía ligera calidad, las tribunas siempre eran una fiesta llena de alegría y emoción y amor por los colores que defendía cada jugador.

 Cerca del estadio, el escenario me deslumbraba, la policía montada se presentaba ante mí, de forma imponente, banderas por doquier, yo entraba con la barra Blanquiazul. los enfrentamientos con los rojinegros, los cuales eran con cánticos y amor por sus equipos, eran otros tiempos.

Era realmente una fiesta, un carnaval de fútbol, volaban las serpentinas, las banderas flameaban con energía y los cánticos eran la más linda melodía para un amante de fútbol como yo, fue la mejor experiencia de mi niñez, espero muy pronto volverla a repetir.

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