Autora: Daniela Sucso Condori
El vuelo que salió de Houston un 6 de abril, debió de haber sido nuestra oportunidad para salir del país donde más casos y muertes por Coronavirus había, pero lo perdimos por la desesperación de tal vez, poder encontrar un vuelo mucho antes de la fecha establecida.
La odisea de quedarnos más de un mes varados en Miami empezó un quince de marzo cuando el mandatario, Martín Vizcarra, anunció el estado de emergencia nacional por 15 días con el cierre total de sus fronteras en busca de frenar el coronavirus, cuya propagación crecía exponencialmente.
Nos enteramos de este ultimátum mientras acababa el último día de trabajo en el Hotel Great Wolf en Sandusky, en el cual habíamos pasado gran parte de los cuatro meses que radicábamos en Estados Unidos.
La noticia nos dejó helados, teníamos planes para regresar a Perú un 3 de abril, pero gracias al Covid 19 eso ya parecía algo lejano. De los 15 estudiantes que vivíamos en Tremper Avenue, solo unos cuantos pudieron comprar un vuelo desde Ohio hasta Perú ese mismo día, el cual oscilaba entre 600 y 650 dólares, incluso con la incertidumbre de poder quedarse varados en una de las escalas por el cierre de fronteras mencionado anteriormente.
Los días posteriores a ese fueron estresantes, cada día nos levantábamos con un nuevo mensaje presidencial, el cual relataba el aumento de los contagiados y las medidas que se estaban tomando para hacerle el pare o si quiera retener el aumento de los contagiados por Covid 19, desayunábamos mientras nos informábamos, tratábamos de enfocarnos en otras cosas pero caímos y seguimos viendo las noticias, aunque esta vez eran de Estados Unidos, luego almorzábamos algo ligero, tomábamos una siesta, cenábamos y antes de dormir veíamos las noticias de nuevo; los días siguieron su curso tan monótono como siempre pero esta vez sin ir a trabajar y peor, sin ningún ingreso.
Nos llegamos a comunicar con el consulado de Chicago para ponerlos al tanto sobre nuestra situación y sobre la de otros chicos que habían estado trabajando en un resort cerca al nuestro, la respuesta fue clara: “No tenemos ninguna información por el momento, solo necesitamos que se empadronen en la lista de peruanos varados en EEUU”
Lo hicimos y después de eso no tuvimos contacto alguno.
Los días se hacían demasiado largos esperando noticias del consulado, mientras veíamos el crecimiento del virus en Perú y en Estados Unidos.
Algunos conocidos que estaban en otros estados habían volado a Miami y a Houston con la esperanza de encontrar algún vuelo humanitario que los pudiera llevar de vuelta a casa, unos tuvieron suerte y llegaron a abordar alguno, otros quedaron bajo la responsabilidad del consulado de Miami o Houston, el cual les brindaba alojamiento y comida mientras estaban a la espera de algún vuelo.
Ya que no teníamos ninguna información del consulado de Chicago, tomamos la decisión de viajar hasta Miami un 2 de abril, para tener una mayor oportunidad de tomar un vuelo a Perú, es aquí donde las cosas no fueron para nada como las habíamos planeado.
Las personas del otro hotel que se habían quedado en Ohio, no se movieron y unos días después de nosotros haber llegado a Miami, les llamaron diciendo que tenían un vuelo humanitario que salía de Houston el 6 de abril. Nosotros como nos habíamos movido de nuestro lugar de residencia ya no estábamos bajo la protección del consulado de Chicago, si no que ya pasábamos a ser “problema” del consulado en Miami.
Es así como perdimos el vuelo y la oportunidad de regresar al lado de nuestros seres queridos, después de 3 semanas a la espera de algún vuelo humanitario la respuesta seguía siendo la misma: “No tenemos ninguna información por el momento”
 
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