viernes, 21 de agosto de 2020

COMO UNA NIÑA

 

Como una niña.

Tiene la arrogancia del sol,

mirada cándida.

De niño grande, de hombre niño,

Capaz de amar con delirio.

(Jeanette - Corazón de poeta) 


Siempre estuvo ahí, al parecer dispuesto a escucharme, con sus ojos complacientes, con su mirada tenue, y puede que con los brazos abiertos.

Recuerdo que le preguntaba su vida personal, su hija, su pequeña familia, jamás le pregunté sobre su esposa, solo sabía que era menor que él, traté de no ser imprudente a pesar que ingenuamente me daba curiosidad el recorrido de su vida; al principio lo miraba como un padre, al hacerle conversación él me daba sus consejos de vida, yo atenta sonreía, me sentía cómoda debo decirlo. Le decía que me llevara a mi casa, hacíamos ruta; él con casco en mano, yo con una sonrisa tan grande como el cariño que iba creciendo. Momentos santamente serenos.

Pero inocentemente, regresando de 3 meses de cuarentena, confundí esos momentos, ahora lo miraba con otros ojos, ahora buscaba sus ojos, esperando una muestra de afecto más allá de una amistad, ya que el protocolo es estar a 1 metro, me conformaba con su presencia y era suficiente para mis días. 

Aprovechaba cada oportunidad a través de tontas escusas, intentaba sacarle una sonrisa, una mirada suya puesta en la mía, unos ojos brillantes chocando intencionalmente con los ojos de una niña que solo anhelaba su atención.

Me dice que tiene 18 a 20 como máximo años de edad, sabe que yo sé que no es verdad y reímos. Me dice hazme la pizza con amor y me dibuja un corazón en su celular e inmediatamente dejo los pedidos e hice su pizza con amor:  bordes perfectos, ingredientes perfectamente distribuidos. Me dice ¿te vas a ir?, me comporto indiferente, pero mi último día le digo que lo extrañaré, me dice que me llamará, me rio, ya que en efecto no me llamó. Ni un abrazo, ni un contacto físico. Una última despedida invitó a unas cuantas lágrimas. Y le dije adiós.

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